La agricultura brasileña se enfrenta a retos climáticos, pero las prácticas sostenibles pueden ayudar a la recuperación del suelo

Un experto destaca la importancia de las buenas prácticas de gestión para restaurar la salud del suelo y garantizar la seguridad alimentaria en condiciones extremas

Las condiciones meteorológicas extremas que han afectado a Brasil en los últimos meses han planteado nuevos e importantes retos a los agricultores. Las fuertes lluvias que azotaron Rio Grande do Sul y los incendios registrados en varias partes del país han afectado gravemente a la calidad del suelo, provocando la pérdida de nutrientes esenciales y la degradación de la estructura de la tierra. En este escenario, se hace cada vez más necesario recurrir a prácticas innovadoras y sostenibles para restablecer la salud del suelo y garantizar la continuidad de las actividades en el campo.

 

“Hemos sufrido graves sequías que han provocado incendios devastadores, mientras que otras regiones, especialmente el sur de Brasil, se han enfrentado a lluvias intensas y al desbordamiento de ríos. Este escenario dañó el suelo en muchas zonas, provocando la erosión de su capa superficial. Ahora es crucial que los productores busquen alternativas para recuperar el potencial productivo y garantizar la seguridad alimentaria”, afirma Bruno Arroyo, ingeniero agrónomo y director de marketing estratégico de Agrobiológica Sustentabilidade.

 

Para los suelos afectados por inundaciones, Arroyo sugiere un enfoque sistemático, que incluye la corrección de la capa superficial y análisis detallados para ajustar el pH y los nutrientes. El uso de correctores, como la piedra caliza y el yeso, es vital para mejorar la percolación de nutrientes y revitalizar la fertilidad. Además, los cultivos de cobertura, como la colza y el alforfón, desempeñan un papel clave en la protección del suelo frente a la erosión y proporcionan una mejor aireación, que es crucial para la salud de las raíces.

 

En las zonas afectadas por incendios, la recuperación del suelo requiere estrategias específicas. La aplicación de acondicionadores y bioinsumos restablece la microbiota devastada por el fuego, creando un entorno favorable a la regeneración. El uso de paja y cultivos de cobertura reduce significativamente los efectos de la erosión, además de fortalecer las raíces, esenciales para la estructura del suelo. Para reponer los nutrientes perdidos, son indispensables el compostaje y los abonos verdes, que enriquecen el suelo con materia orgánica vital.

 

La selección de cultivos de cobertura, adecuados para ambas situaciones, también debe tener en cuenta las particularidades regionales. “En la región central, plantas como la brachiaria, con raíces más profundas, son eficaces para airear y estabilizar el suelo. En el sur, las plantas de cultivo de invierno garantizan la protección del suelo y ayudan a mantener la fertilidad durante los periodos de lluvia, creando un entorno ideal para la regeneración. Las mezclas de abonos verdes, que se adaptan a cada realidad y a cada zona, también son aplicables”, explica.

 

Además, el uso de compost y microorganismos beneficiosos es crucial para restaurar el potencial microbiológico del suelo. Estos agentes no sólo mejoran la estructura del suelo, sino que también contribuyen al éxito de cultivos como la soja, los cereales y la caña de azúcar, especialmente en zonas afectadas por incendios. La activación de los procesos microbiológicos y enzimáticos permite que las plantas se establezcan con mayor eficacia, promoviendo cosechas sanas y sostenibles.

 

Cabe destacar que, en lo que respecta a los bioinsumos, Brasil es uno de los países que más recurre a las herramientas biológicas, y en lo que se refiere a la gestión del suelo, los productores disponen de una serie de herramientas basadas en hongos, bacterias y micorrizas para proteger sus cultivos, como bionematicidas, biofungicidas, solubilizadores de nutrientes como el fósforo, e incluso bacterias que ayudan a mitigar el estrés. Estas soluciones pueden aplicarse desde el tratamiento de las semillas o en el surco de siembra. Cada vez son más las empresas que invierten en formulaciones mejoradas y en una investigación avanzada que está aportando beneficios económicos a la agricultura y optimizando las operaciones agrícolas, con soluciones compatibles con la gestión convencional adoptada anteriormente.

 

Se trata, por tanto, de un momento decisivo para la agricultura brasileña. La adopción de prácticas sostenibles e innovadoras no sólo ayudará a recuperar los suelos afectados, sino que también garantizará una producción agrícola resistente frente al cambio climático. “La movilización de agricultores, expertos e instituciones es clave para afrontar los retos actuales y construir un futuro más seguro y sostenible para nuestro sector”, concluye Arroyo.

 

Acerca de Crop Care

Crop Care es un holding brasileño que opera en el mercado de insumos químicos, biológicos y fertilizantes especiales. Las empresas de Crop Care incluyen Agrobiológica Sustentabilidade, una plataforma innovadora de soluciones biológicas y para la explotación agrícola; Perterra y K2, que cuentan con una amplia cartera de productos agroquímicos pospatentados; Union Agro, uno de los líderes en fertilizantes especiales; y Cromo Química, especializada en la producción de coadyuvantes de alto rendimiento y potenciadores agrícolas. A través de asociaciones con distribuidores y cooperativas, y del acceso directo a las empresas agrícolas, Crop Care está presente en las principales regiones productoras de América Latina. Para más información, visite el sitio web.

 

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